Saturday, September 11, 2010

esto puede ayudarte con tu Embarazo!

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EL PARTO – ¿COMO SERA?

Posted: 10 Sep 2010 12:56 PM PDT


Estar bien informada de cómo es un parto te ayudará a tener una experiencia más segura y positiva



TUS ETAPAS DEL PARTO

 

Es posible que ya hayas leído sobre las etapas del parto. Son las fases por las que pasa tu útero para dar a luz a tu bebé. De forma resumida, en la primera etapa es cuando el cuello de tu útero se dilata, la segunda es cuando nace el bebé y la tercera cuando expulsas la placenta. Esto probablemente te lo explicarán en tus clases prenatales.

Sin embargo, estas etapas no son iguales para todas las mujeres: algunas mamás tienen una primera fase del parto larga y las demás fases van muy rápido, o al revés, pasan horas con contracciones muy suaves y luego todo se acelera, o bien cualquier otro tipo de combinación. También influye si éste es tu primer bebé o si hay alguna complicación de algún tipo. Es decir, probablemente tú vivirás tus etapas del parto de una forma diferente a la de otras mamás.

Pero además, cuando llegue el momento de iniciarse el parto, posiblemente no estés pensando en estas etapas que te han explicado en las clases prenatales sino en la forma en la que tú estás viviendo cada minuto de tu parto y en las sensaciones que lo acompañan. A tu pareja le ayudará también leer este artículo para poder orientarse sobre lo que está ocurriendo.

 

¿ME SENTÓ ALGO MAL?

 

En las películas, cuando una mujer se pone de parto tiene una contracción súbita e intensa y todo el mundo alrededor echa a correr para ayudarla. Sin embargo, la realidad es que el inicio de un parto no suele ser tan dramático (aunque sí que hay algunas mujeres que dan a luz en cuestión de minutos, especialmente si ya han tenido varios hijos).

Cuando tu parto se inicie probablemente empezarás a sentir algunas molestias que pueden ser desde un leve dolor en la espalda, hasta la sensación de que algo que comiste te sentó mal. En esta etapa muchas mujeres se preguntan si se trata de otra molestia del embarazo, sobre todo si es por la noche y no quieren causar una falsa alarma en la casa.

Pero el dolor de las contracciones de parto, a medida que va aumentando, es bastante específico. Muchas mujeres lo sienten como una banda de dolor que parte de la espalda y va hasta el bajo vientre. Estas contracciones, al contrario que las de Braxton Hicks, no se pasan por mucho que camines o cambies de postura. Si todavía no quieres despertar a tu esposo o a tu mamá, date una ducha, toma un vaso de leche templada o haz algo que te relaje mientras observas si la molestia disminuye o sigue igual.

 

VÁMONOS AL HOSPITAL

 

Uno de los miedos que tienen la mayoría de las mujeres que van a ser mamás por primera vez, es cómo sabrán si el parto ha comenzado o no. Aunque las molestias iniciales no sean muy fuertes habrá un momento en el que no te cabrá la menor duda de que tu parto se ha iniciado. La intensidad y la regularidad de las contracciones de parto son fáciles de reconocer. Una buena medida de la intensidad de las contracciones es si puedes hablar mientras estás teniendo una. Si no puedes, probablemente es momento de empezar a pensar en ir al hospital.

En esta fase, quien se suele poner más nervioso es el papá, o la persona que te vaya a llevar al hospital, porque tú estarás bastante ocupada respirando con tus contracciones o descansando cuando no las tienes. Si tu pareja ha hecho su tarea y ha leído nuestro artículo sobre cómo prepararse para el hospital, lo tendrá todo listo para tomar tu bolsa del hospital, la suya, y salir hacia allá (con el depósito del auto lleno de gasolina, dinero para parqueo y previamente registrado en el hospital, si esto es posible).

 

¿CUÁNDO ME VAN A ADMITIR EN EL HOSPITAL?

 

Cuando llegues al hospital pasarás por una serie de chequeos para saber qué tan dilatado está el cuello del útero. Existe la posibilidad, aunque tú te sientas muy molesta, de que todavía no hayas dilatado mucho, especialmente si es tu primer bebé. Si es así, quizás te recomienden que regreses a la casa o que camines un poco para acelerar las cosas. No te desanimes y usa ahora todo lo que has aprendido en tus clases prenatales. Una vez que te hayan admitido se asegurarán de que el bebé está bien escuchando los latidos de su corazón y estarás “oficialmente” de parto.

En caso de que el dolor de las contracciones te esté molestando mucho y quieras una peridural cuanto antes, recuerda que tienes que pasar por una serie de trámites antes de que llegue el anestesista. Hay hospitales pequeños en los que no se encuentra físicamente allí y tendrás que esperar a que llegue, y otros en los que por ser muy grande quizás esté con otra mamá en ese momento. Si quieres una peridural durante tu parto, es bueno que consultes en tu hospital cuál es el procedimiento para administrarla y evitar así sorpresas en tu gran día. Una vez que te administren la peridural tardará poco en hacer efecto.

 

Aunque vayas a usar una epidural (al igual que más del 62% de las mujeres que dan a luz en Estados Unidos) es posible que el rato que pasará hasta que te la pongan tengas que sobrellevar el dolor tú misma, a no ser que te apliquen otro calmante previamente. Por otro lado, cuando llegue la hora de empujar, se suele bajar la dosis de la peridural, para que puedas notar cómo haces fuerza. De igual forma, si no vas a usar peridural tendrás que saber usar alguna técnica natural para sobrellevar el dolor como las respiraciones, enfocarte en una imagen mental, o en un objeto real, durante las contracciones o cualquier otra método que te funcione para relajarte y dejar que tu útero haga su trabajo.

 

EL DOLOR DURANTE EL PARTO

 

Es posible que ya te hayan contado todo tipo de historias de dolores insoportables, o bien de lo contrario, de partos maravillosos. Es cierto que probablemente sientas algún dolor (a no ser que sea una cesárea programada, y aún así puedes tener molestias en la recuperación), pero la clave realmente no está en el dolor en sí mismo, sino en cómo manejas tú por lo general el dolor. Pensar sobre esto te puede ayudar a ir mucho más preparada al parto. Recuerda qué es lo que has hecho cuando has sufrido dolores agudos, como por ejemplo un dolor de muelas; ¿Has aguantado sin quejarte todo lo que has podido? ¿Has ido corriendo a la farmacia para comprar un calmante? Esto te dará una idea de cómo puedes reaccionar durante las contracciones.

Hay otro factor que también debes tener en cuenta: en nuestra cultura solemos ser mucho más expresivos tanto para la alegría como para el dolor, que en la tradición anglosajona, por ejemplo. Gritar durante el parto ha sido algo bastante habitual en la cultura latina. Si piensas que esta puede ser tu reacción, intenta prepararte para ello. No se trata de gritar descontroladamente, sino de utilizar tu voz para hacer sonidos que te ayuden durante las contracciones. En tu casa podrás hacerlo con naturalidad y a todo volumen si nada te lo impide. En el hospital, si estás con otras pacientes a las que el ruido puede molestar, usa una bolsa de papel o una almohada con la que amortiguarlo. La idea es que no debes avergonzarte por ello. Los sonidos controlados te pueden ayudar mucho durante el parto.

Otro punto que debes considerar también es la influencia de las mujeres de tu familia sobre cómo quieres tratar el dolor durante tu parto. La mayoría de nuestras mamás nos trajeron al mundo sin ayuda de ninguna peridural y hay algunas que incluso desconfían de estos “nuevos inventos”. Quizás tu mamá, o la mujer que vaya a estar contigo durante el parto, espere que no vayas a usar una peridural u otro tipo de medicación, pero es posible que tú tengas pensado utilizar los medios médicos a tu alcance para calmar el dolor, porque no veas la necesidad de tener que pasarlo mal. Simplemente asegúrate de que le haces ver tu postura con cordialidad antes del día del parto. Cuando estés teniendo tus contracciones no es el mejor momento para discutir esto con tu mamá. Te ayudará mucho saber que puedes contar con su apoyo a tus decisiones en todo momento.

 

¡PUJA, PUJA!

Una vez que el cuello de tu útero se haya dilatado hasta los 10 centímetros, tu doctor o comadrona te darán el visto bueno para que empieces a pujar, bien en tu propia cama del hospital (si es una cama convertible) o en el paritorio. Hay mujeres a las que esta fase les resulta mucho más fácil que la de la dilatación y otras a las que les ocurre lo contrario. Esta parte del parto requiere tu participación activa porque tendrás que hacer fuerza y pujar para que nazca tu bebé.

En algunos hospitales es costumbre que te animen a pujar las comadronas y el doctor con gritos de aliento, incluso es posible que esperen que tu esposo participe. Sin embargo recuerda que quizás el estilo de tu esposo sea otro y él se sienta más cómodo dándote apoyo de otra forma. En cualquier caso, si te sientes incómoda por el alboroto, no dudes en decirlo.

A medida que haces fuerza pujando, la cabecita de tu bebé irá asomando. Si este es tu primer bebé quizás tengas miedo a lo que sentirás en el momento del nacimiento en caso de que el perineo, o el tejido de alrededor de la vagina se rasgue. Muchas mujeres describen este momento como una sensación de quemazón y presión, más que de dolor. También es común tener una sensación de que si sigues empujando, saldrán tus heces del intestino. No te preocupes, porque esto es de lo más común; los doctores y comadronas están muy acostumbrados a verlo y en el caso de que ocurra, cuentan con ello y habrá alguien que te limpiará de inmediato.

 

¡YA ESTÁ AQUÍ!

 

Una vez que la cabecita de tu bebé ya haya salido, el resto te resultará más fácil. Probablemente sientas un gran alivio al nacer tu bebé y la sensación de que sale mucho líquido con él. A partir de aquí tu foco de atención va a cambiar completamente porque tu instinto hará que sólo tengas ojos para tu hijito. Además, la salida de la placenta, que se produce unos minutos después, no te supondrá ningún esfuerzo, comparado con el que acabas de hacer para que nazca tu bebé. Si has sufrido algún desgarro durante el parto te coserán, no sin antes darte un poquito de anestesia en la zona. No te preocupes porque no es excesivamente molesto.Por Lourdes Alcañiz, autora de Esperando a mi bebé: una guía del embarazo para la mujer latina

En resumen, la experiencia de dar a luz es fuerte, única y la recordarás toda la vida, pero no tiene por qué ser traumática y sobre todo, ten confianza en que tu cuerpo te ayudará a manejarla. ¡Recuerda que las mujeres llevamos miles de años dando a luz!

 

 

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